¡Hola familias!
Os dejo el primer capítulo de esta guía. Espero que os guste y os sirva. Os dejo también el link de Amazon por si queréis echarle un ojo 😉
Capítulo 1. El nuevo escenario del riesgo digital
En apenas una década, los teléfonos móviles han pasado de ser un lujo a ser un derecho no escrito entre los niños y adolescentes. Muchos reciben su primer dispositivo antes de los diez años. Desde ese momento, se abre una ventana inmensa al mundo… y, con ella, a todo tipo de contactos. 
El peligro digital no se presenta con una voz amenazante. Se disfraza de amistad, de curiosidad o de diversión. Un mensaje amable en una red social, una invitación a un juego o un cumplido pueden ser el inicio de algo mucho más serio.
Los delincuentes ya no necesitan estar cerca
En el pasado, un adulto con malas intenciones tenía que acercarse físicamente al menor. Hoy basta con un perfil falso y un poco de paciencia. Internet permite al agresor ocultarse tras identidades inventadas, fingiendo ser un compañero de clase o alguien de su edad. Los niños y adolescentes, que aún están aprendiendo a reconocer intenciones, pueden caer en la trampa sin darse cuenta.
En las aulas, cada vez más profesores detectan comportamientos nuevos: alumnos nerviosos al revisar el móvil, conversaciones que terminan bruscamente cuando un adulto se acerca, o silencios prolongados cuando se habla de redes sociales.
La clave está en mirar más allá de la pantalla. Los menores necesitan adultos atentos, que no solo les adviertan, sino que también los acompañen.
A menudo encontrarás en esta guía cuadros de resumen para que veas lo que realmente es importante; vale sí, todo es importante pero aquí te recalco lo que no debes olvidar y seguro te ayuda.
CUADRO RESUMEN: EL NUEVO ESCENARIO DIGITAL
Qué debes saber:
- Los menores acceden a internet cada vez más jóvenes, aumentando la exposición a riesgos.
- Las redes y juegos en línea permiten el contacto directo con desconocidos.
- Los delitos digitales pueden empezar con una simple conversación.
Señales de alerta:
- Aislamiento, ansiedad o cambios repentinos de conducta.
- Nerviosismo al recibir notificaciones o mensajes.
- Cuentas o perfiles que los padres desconocen.
Qué hacer:
- Establecer un diálogo continuo sobre lo que hacen en línea.
- Supervisar el uso de dispositivos sin invadir la confianza.
- Enseñar a desconfiar de desconocidos digitales.
