Buenos días everybody!
Antes de nada…¿sabes qué es el FOMO? Seguramente no lo sabes, pero hoy leyendo esto voy a sacarte de dudas 😉
«FOMO«, que significa «Fear of Missing Out» o «miedo a perderse algo», es ese sentimiento que todos hemos experimentado en algún momento, especialmente en la era de las redes sociales. Es la ansiedad que se siente al pensar que otras personas están disfrutando de experiencias emocionantes y tú te lo estás perdiendo. 
¿Por qué es tan común?
- Redes sociales: Con plataformas como Instagram y TikTok, estamos constantemente expuestos a las vidas de los demás. Las fotos de fiestas, viajes o eventos especiales crean una ilusión de que todos están teniendo una vida más emocionante que la nuestra. ¡Es como si todo el mundo estuviera en una película épica y tú estuvieras en el detrás de cámaras!
- Presión social: En la adolescencia, la necesidad de encajar y ser parte de un grupo puede intensificar el FOMO. Los adolescentes sienten que deben estar presentes en cada evento para no quedar excluidos. Esta presión puede llevar a tomar decisiones, como quedarse despiertos hasta tarde, para «no perderse nada».
- Expectativas irreales: La cultura actual tiende a promover experiencias ideales y perfectas. Esto puede generar la sensación de que si no participas en algo, estás fallando. El miedo a no vivir momentos memorables puede ser abrumador.
Consecuencias del FOMO
El FOMO puede causar ansiedad y estrés, afectando el bienestar mental. La constante comparación con los demás puede llevar a la insatisfacción con la propia vida, lo que resulta en un ciclo de búsqueda de validación a través de las redes sociales.
Y ahora sí, vamos con las 3 razones que te decía más arriba 😉
1. La rebelión de las pantallas:
Empecemos con la reina de la noche, la pantalla. ¡Sí, señores! Las pantallas han tomado el control de nuestras vidas. Un adolescente ve su serie favorita y piensa: «Solo un capítulo más». Y antes de que se dé cuenta, ha visto toda la temporada de una serie que ni sabía que existía. ¡Es como una especie de maratón nocturno de Netflix, pero sin medalla al final! Las pantallas son como esos amigos que nunca te dejan ir a casa: «¡Vamos, un capítulo más! ¡No seas aguafiestas!» Y ahí están, hasta las tres de la mañana, con ojeras que harían que un panda se sintiera orgulloso.
2. La presión social del “FOMO”:
Ahora, hablemos del “FOMO” —el miedo a perderse algo. Esos adolescentes están ahí, viendo cómo sus amigos publican fotos de fiestas épicas y ellos están en casa, en pijama, comiendo palomitas. ¿Y qué hacen? Deciden que deben estar despiertos hasta la madrugada para no perderse nada. Porque claro, si se duermen, podrían perderse el evento más importante de la historia: “La noche de pizza en casa de Juan”. Y ahí están, scrollando por Instagram como si su vida dependiera de ello. ¡Pero lo que realmente están perdiendo es el sueño!
3. La montaña rusa de los estudios:
Y no podemos olvidar la montaña rusa de los estudios. Porque ser adolescente hoy en día es como estar en un reality show llamado «Sobrevivientes de la Escuela Secundaria». Tienen tareas, exámenes, deportes, y todo eso después de haber estado en clases todo el día. ¿Cómo no van a estar desvelados? Terminan su tarea a las 2 a.m. y piensan: “¡Perfecto! Ahora puedo dormir… Oh, espera, tengo que revisar mis redes sociales”. Y así, la historia se repite. La única cosa que están practicando es cómo ser expertos en la falta de sueño.
Así que, amigos, mientras los adolescentes de hoy luchan contra pantallas, el miedo a perderse algo y la presión de los estudios, nosotros, los adultos, simplemente recordamos aquellos días en que lo único que nos mantenía despiertos era la emoción de ver el sol salir después de una fiesta. ¡Y que el café no te falte!