Buenos días! Lo mismo me leen los de Nokia, quién sabe. Me gustaría saber su opinión 😉
Hoy vengo a hablaros de ese «momento crítico» en el cual «parecer que ya hay que darles» un móvil….
Recuerdo cuando yo era niño y salía por primera vez con mis amigos. No teníamos móvil, claro. Si pasaba algo, si querías pedir permiso para quedarte más con los amigos…. buscábamos una cabina. Y si no había, caminábamos un poco más hasta encontrar una. A veces tenías que memorizar el número de casa, y otras te lo apuntabas en un papel. Era incómodo, sí. Pero funcionaba. Pero tampoco nos planteábamos «qué difícil aprender varios números», se hacía, y listo. 
Hoy las cosas han cambiado mucho. Ahora los niños salen a la calle con un ordenador en el bolsillo. Y con él, no solo pueden llamar, sino también ver, publicar, comparar, recibir mensajes las 24 horas, conectarse con cualquiera y acceder a todo.
TODO, SIN CONTROL.
Y ahí está el problema.
Porque lo que antes era una herramienta para comunicarse, hoy es una puerta abierta al mundo entero… sin filtros, sin pausas, sin edad mínima real.
Cuando mi hijo/a empiece a salir solo, sí tendrá un móvil. O por lo menos algún elemento para comunicarse.
Pero no será un smartphone.
Será un Nokia de los de antes, (o similar vaya, que Nokia no me paga por esto) De los que solo sirven para llamar y mandar mensajes. De los que no tienen redes sociales, ni cámara frontal, ni distracciones constantes.
Y no porque me haya quedado en el pasado, ni porque no entienda la tecnología.
Sino porque sí la entiendo. Y precisamente por eso sé lo que puede provocar cuando se introduce demasiado pronto.
El móvil no es el enemigo. Lo son las redes sociales, la sobreexposición, la necesidad de validación constante, el acceso sin límites a contenido que ni siquiera un adulto digiere bien.
Yo no quiero que mi hijo esté viendo TikToks mientras camina por la calle.
No quiero que su autoestima dependa de si le dieron likes o no.
No quiero que normalice el lenguaje agresivo o sexualizado que circula por ahí.
Y sobre todo, no quiero que deje de mirar el mundo real porque está atrapado en uno artificial.
Un móvil básico es suficiente para lo que verdaderamente necesita en esta etapa:
👉 Llamarme si le pasa algo.
👉 Avisar si se retrasa.
👉 Sentir que tiene una vía de escape si algo no va bien.
O simplemente hablar con un amigo/a, contarse sus cosas, etc. 
Y si lo piensas bien, eso es exactamente lo que resolvíamos antes con una cabina telefónica.
Así que darle un Nokia no es un paso atrás. Es un paso lateral, más firme y más sano.
Ya llegará el momento en que le enseñe a usar un smartphone.
Pero lo haré cuando tenga herramientas internas para regular su tiempo, sus emociones y su exposición. No hablo de herramientas tipo control parental, no, no. Herramientas para su cerebro, para que piense, sea autónomo.
Cuando sepa lo que vale sin que se lo digan los demás desde una pantalla.
Cuando entienda que la tecnología está para servirnos, no para devorarnos.
Y si tú también te estás haciendo estas preguntas, te invito a reflexionar conmigo.
En mi canal de YouTube hablo de esto y mucho más, desde la experiencia y desde el sentido común. Porque educar en la era digital no es fácil… pero tampoco imposible.
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También te invito a visitar la formación que tengo online para ti:
Los límites no son cárceles. Son abrazos que protegen.
Y este, el de un Nokia a tiempo, puede ser uno de los mejores que le demos.
