Muy buenos días. Hoy quiero hablaros sobre un tema que veo a menudo en mi trabajo como policía: tomar buenas o malas decisiones.
Y voy a ir ampliando poco a poco esta información, de forma cronológica para que podáis ver el alcance e impacto que conlleva a medio y largo plazo.
Cuando somos infantes, somos prácticamente dependientes de nuestros padres o tutores, o en definitiva, de esas personas de referencia con la que convivimos la mayor parte del tiempo. Y aquí también quiero englobar a la escuela, porque sí, es un sitio donde se pasan muchas horas a lo largo del día.
Sea como fuere, poco a poco vamos trazando un «camino de vida», el cual nos irá marcando toda nuestra trayectoria, y para bien o para mal, nos influirá en nuestro crecimiento como persona.
La adolescencia es una de las etapas más complejas y decisivas en la vida de cualquier ser humano. Es una fase en la que se consolidan las bases del carácter, las decisiones y los comportamientos que nos acompañarán durante toda la vida. Sin embargo, para muchos jóvenes, este proceso de maduración no es fácil, y enfrentan diversos desafíos, que incluyen problemas familiares, falta de apoyo emocional o incluso la presión social. Como policía especializado en el trabajo con menores, he sido testigo de cómo una adolescencia complicada puede marcar de manera significativa el futuro personal, laboral y familiar de una persona.
Con esto os quiero decir, que mientras nos forjamos como personas, todas las decisiones que vamos tomando a lo largo de nuestra vida van a influir, de manera inmediata, a corto, medio y largo plazo.
Entonces, ¿está todo perdido? Claro que no, porque en esta vida vamos a tomar buenas, malas decisiones y otros que en principio serán neutras. Todas ellas cuentan pero lo más importante de todo ES TOMAR CONSCIENCIA, y saber que si hemos tomado una mala decisión (o ha tenido un resultado no esperado) podemos rectificar o modificar nuestros actos futuros.
En cuanto al tema menores que nos ocupa, lo que vengo a deciros es que tomar malas decisiones una tras otra, finalmente no trae nada bueno; al principio legalmente los menores no son imputables de delitos, pero puede que se esté realizando una ESCALADA en esos delitos, en esas decisiones y puede que más tarde produzca daños graves o irreversibles.
Os pongo un ejemplo que seguro entenderéis muy bien: persona que una noche «se viene arriba» y conduce bajo los efectos del alcohol. En un control es sancionado con 500 euros, su coche retirado con grúa. Afortunadamente no hay daños materiales ni humanos, tan sólo pecuniarios. Esa persona puede tomar dos decisiones en el futuro: 1: no volver a conducir si ha bebido alcohol (conoce las consecuencias y otras que pueden venir), 2: vuelve a repetir conducta y (puede) provocar un accidente, atropello, etc. Esta persona se puede forjar dos caminos bien claros.
Pues he ahí la cuestión, día a día tomamos decisiones, y todas importan, aunque unas sean más livianas que otras. No importa. Todo suma en nuestro proyecto de vida.
Al margen de todo esto, hay terceros (familiares directos, amigos, colegio, trabajo…) que pueden influir en este temática que os expongo, pero eso amigos, será en otro artículo, que no quiero cansaros mucho en esta lectura.
Como siempre, estaré encantado de recibir vuestras dudas, por aquí o contacto privado, no hay problema.
Un abrazoooo